Las mañanas inexistentes. Las tardes de verano plagadas de locura. Mi mente atiborrada de hechos pasados y manoseados infinitas veces. Mi conducta, por momentos, agresiva y desquiciada; por otros, frágil y vulnerable. Confusión, desorden, desconfianza, miedo, dolor, odio, incomprensión, rechazo. Una música en el fondo, un lápiz y muchas hojas. Las noches largas. Un verano cargado de mentiras, sarcasmos, ofensas y tontas venganzas. Entonces apareces tú... y entras haciendo el mínimo ruido.
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